Por: Diego Gómez Maldonado
Cada día es más común que los gobiernos y empresas hablen de mantener un desarrollo sostenible, pero ¿a qué se refiere esto?
¿Qué es el desarrollo Sostenible?
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1987 definió el desarrollo sostenible como: “el desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la habilidad de las generaciones futuras de satisfacer las suyas.”
Además, hizo hincapié en la estrecha relación que hay entre el medio ambiente y el desarrollo, pues el medio ambiente es donde vivimos y el desarrollo es lo que tratamos de hacer para mejorar la vida. Es decir, ambas están estrechamente relacionadas y son inseparables.
Para fomentar el desarrollo sostenible, la ONU propuso 3 grandes directivas:
1) Reexaminar los puntos más críticos en medio ambiente y desarrollo para formular acciones realistas, concretas e innovadoras para solucionarlos.
2) Fortalecer la cooperación internacional en materia de medio ambiente y desarrollo para proponer nuevas directrices, y
3) Incrementar el entendimiento y compromiso de actuar de los individuos voluntarios, organizaciones, negocios, y gobiernos.
Dichas directrices se centran en las áreas de población, seguridad alimenticia, perdida de especies y recursos genéticos, energía, industria y asentamientos. Para lograr esto, en un plan de acción llamado Agenda 21, se concentraron en tres grandes pilares:
a) crecimiento económico, b) protección ambiental y c) equidad social
¿Qué implica el crecimiento económico?
Tradicionalmente el crecimiento económico está ligado a la extracción de recursos, lo cual abarca minería, tala de árboles, producción de pastizales para ganado y explotación de suelos; todos están severamente en conflicto con la protección ambiental. Por ello, la Agenda 21 busca la regulación e incremento de los procesos de exportación e intercambio, principalmente de los países desarrollados a los países en desarrollo.
¿Cómo protegemos el medio ambiente?
Desde el punto de vista del desarrollo sustentable, el cambio a energía y productos renovables es la clave para lograrlo. El cambio a energía solar o eólica, así como el incremento en los usos de LED en los faros de las casas y calles ayudan a disminuir la huella de carbono de las ciudades sin afectar el crecimiento económico. Y mejor aún, las eco-ciudades, las cuales se basan en usar energía limpia, así como en reciclar la mayoría de los desechos. Estas acciones ayudan a mejorar la calidad de agua y aire en general.
¿Y la equidad social?
La equidad social se basa en disminuir la brecha económica entre las clases sociales, en especial los hogares de clase media o baja. La posibilidad de desarrollo y aprovechamiento óptimo de los recursos renovables se ha visto íntimamente ligado con este parámetro.